[28.15] Sin que se enteraran sus habitantes, entró en la ciudad y encontró a dos hombres que peleaban, uno de su propio clan y otro del clan adverso. El de su clan le pidió auxilio contra el del otro. Moisés dio a éste un puñetazo y le mató. Dijo: «Esto es obra del Demonio, que es un enemigo, extra viador declarado».

[28.23] Cuando llegó a la aguada de Madián, encontró allà a un grupo de gente que abrevaba sus rebaños. Encontró, además, a dos mujeres que mantenÃan alejado el de ellas. Dijo: «¿Qué os pasa?» Dijeron ellas: «No podemos abrevar el rebaño mientras estos pastores no se lleven los suyos. Y nuestro padre es muy anciano».

[28.48] Pero, ahora que la Verdad ha venido a ellos de parte Nuestra, dicen: «¿Por qué no se le ha dado lo mismo que se dio a Moisés?» Pero ¿no se mostraron también incrédulos ante lo que se habÃa dado antes a Moisés? Dicen: «Son dos casos de magia que se respaldan mutuamente». Y dicen: «No creemos en ninguna».

[28.82] A la mañana siguiente, los que la vÃspera habÃan envidiado su posición dijeron: «¡Ah! Alá dispensa el sustento a quien Él quiere de sus Siervos: a unos con largueza, a otros con mesura. Si Alá no nos hubiera agraciado, habrÃa hecho que nos tragara. ¡Ah! ¡Los infieles no prosperarán!»
