[10.15] Cuando se les recitan Nuestras aleyas como pruebas claras, quienes no cuentan con encontrarnos dicen: «¡Tráenos otro Corán o modifica Ă©ste!» Di: «No me toca a mĂ modificarlo por iniciativa propia. Lo Ăşnico que hago es seguir lo que se me ha revelado. Temo, si desobedezco a mi Señor, el castigo de un dĂa terrible».
[10.18] En lugar de servir a Alá, sirven lo que no puede ni dañarles ni aprovecharles, y dicen: «¡Éstos son nuestros intercesores ante Alá!» Di: «¿Es que pretendéis informar a Alá de algo, en los cielos o en la tierra, que Él no sepa?» ¡Gloria a Él! ¡Está por encima de lo que Le asocian!
[10.22] Él es Quien os hace viajar por tierra o por mar. Cuando, navegando con viento favorable, contentos con él, se levanta un viento tempestuoso, azotan las olas por todas partes y creen llegada la hora de la muerte, invocan a Alá rindiéndole culto sincero. «Si nos salvas de ésta, seremos, ciertamente, de los agradecidos».
[10.24] La vida de acá es como agua que hacemos bajar del cielo. Las plantas de la tierra se empapan de ella y alimentan a los hombres y a los rebaños, hasta que, cuando la tierra se ha adornado y engalanado, y creen los hombres que ya la dominan, llega a ella Nuestra orden, de noche o de dĂa, y la dejamos cual rastrojo, como si, la vĂspera, no hubiera estado floreciente. AsĂ explicamos los signos a gente que reflexiona.
[10.61] En cualquier situación en que te encuentres, cualquiera que sea el pasaje que recites del Corán, cualquier cosa que hagáis, Nosotros somos testigos de vosotros desde su principio. A tu Señor no se Le pasa desapercibido el peso de un átomo en la tierra ni en el cielo. No hay nada, menor o mayor que eso, que no esté en una Escritura clara.
[10.71] CuĂ©ntales la historia de NoĂ©, cuando dijo a los suyos: «¡Pueblo! Si os molesta que estĂ© entre vosotros y que os amoneste con los signos de Alá, yo confĂo en Alá. Aunaos, pues, con vuestros asociados y no os preocupĂ©is más. ¡Decidid, luego, respecto a mĂ y no me hagáis esperar!»