[33.4] Alá no ha puesto dos corazones en el pecho de ningún hombre. Ni ha hecho que las esposas que repudiáis por la fórmula: «¡Eres para mà como la espalda de mi madre!» sean vuestras madres. Ni ha hecho que vuestros hijos adoptivos sean vuestros propios hijos. Eso es lo que vuestras bocas dicen. Alá, empero, dice la verdad y conduce por el Camino.

[33.6] El Profeta está más cerca de los creyentes que ellos lo están de sà mismos. Las esposas de aquél son las madres de éstos. Los unidos por lazos de consanguinidad están más cerca unos de otros, según la Escritura de Alá, que los creyentes y los emigrados, a menos que hagáis un favor a vuestros amigos. Eso está anotado en la Escritura.

[33.19] Os regatean la ayuda. Cuando viene el miedo, les ves que te miran, girándoles los ojos, como mira aquél a quien ronda la muerte. Pero, cuando ha desaparecido el miedo, os hieren con sus afiladas lenguas, ávidos de botÃn. Esos tales no son creyentes. Alá hará vanas sus obras. Es cosa fácil t para Alá.

[33.35] Alá ha preparado perdón y magnÃfica recompensa para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, los que y las que dan limosna, los que y las que ayunan, los castos y las castas, los que y las que recuerdan mucho a Alá.

[33.37] Y cuando decÃas al que habÃa sido objeto de una gracia de Alá y de una gracia tuya: «¡Conserva a tu esposa y teme a Alá!», y ocultabas en tu alma lo que Alá iba a revelar, y tenÃas miedo de los hombres, siendo asà que Alá tiene más derecho a que Le tengas miedo. Cuando Zayd habÃa terminado con ella, te la dimos por esposa para que no se pusiera reparo a los creyentes que se casan con las esposas de sus hijos adoptivos, cuando éstos han terminado con ellas. ¡La orden de Alá se cumple!

[33.50] ¡Profeta! Hemos declarado lÃcitas para ti a tus esposas, a las que has dado dote, a las esclavas que Alá te ha dado como botÃn de guerra, a las hijas de tu tÃo y tÃas paternos y de tu tÃo y tÃas maternos que han emigrado contigo y a toda mujer creyente, si se ofrece al Profeta y el Profeta quiere casarse con ella. Es un privilegio tuyo, no de los otros creyentes -ya sabemos lo que hemos impuesto a estos últimos con respecto a sus esposas y esclavas, para que no tengas reparo. Alá es indulgente, misericordioso.

[33.51] Puedes dejar para otra ocasión a la que de ellas quieras, o llamar a ti a la que quieras, o volver a llamar a una de las que habÃas separado. No haces mal. Esto contribuye a su alegrÃa, a evitar que estén tristes y a que todas ellas estén contentas con lo que tú les des. Alá sabe lo que encierran vuestros corazones. Alá es omnisciente, benigno.

[33.53] ¡Creyentes! No entréis en las habitaciones del Profeta a menos que se os autorice a ello para una comida. No entréis hasta que sea hora. Cuando se os llame, entrad y, cuando hayáis comido, retiraos sin poneros a hablar como si fueráis de la familia. Esto molestarÃa al Profeta y, por vosotros, le darÃa vergüenza. Alá, en cambio, no Se avergüenza de la verdad. Cuando les pidáis un objeto hacedlo desde detrás de una cortina. Es más decoroso para vosotros y para ellas. No debéis molestar al Enviado de Alá, ni casaros jamás con las que hayan sido sus esposas. Esto, para Alá, serÃa grave.
